El desembarco de El Campello congrega a miles de personas en el primer acto multitudinario de las fiestas de Moros y Cristianos

Pólvora, estruendo, luchas, fuego, música y narración histórica en forma de embajada se han sucedido cumpliendo con una tradición que cada año atrae a más público.

Puntual, como siempre al alba, El Campello ha recreado esta madrugada la toma de la plaza por las tropas cristianas, después de un espectacular desembarco y una batalla contra los defensores cristianos sobre la arena que han seguido desde el paseo marítimo miles de personas llegadas de toda la provincia. 

Es, quizás, el acto más esperado de las fiestas, y con seguridad el de mayor proyección, que junto a las peculiares embajadas y los desfiles dan forma y contenido a cinco días intensos de festividad en torno a los Moros Y Cristianos, fiestas con un desembarco declarado de interés turístico provincial, y para el que el alcalde Juanjo Berenguer anuncia que iniciará los trámites para conseguir la catalogación de “interés autonómico” junto con la embajada, “precisamente por esa particularidad que le dan merecida fama”.

A las 05:00 de la madrugada apenas quedaban ya huecos para seguir el acto. La gente, conocedora del interés que suscita el desembarco, toma posiciones desde bien temprano, aunque arranca oficialmente a las 7:00 horas para finalizar a las 9:30.

Entre medias, una batalla en la que han participado 60 tiradores que, a golpe de arcabuces, se han encargado de despertar a toda la población cercana. Pólvora, estruendo, luchas, fuego, música y narración histórica en forma de embajada se han sucedido cumpliendo con una tradición que cada año atrae a más público. La organización, que corre por cuenta de la Junta Festera de Moros y Cristianos, calcula que han sumado más de 4.000 las personas que han presenciado in situ el desarrollo del acto, a las que habría que sumar las que lo han seguido por las redes sociales municipales y la Junta y canales de televisión provinciales.

Antes del amanecer, el campamento cristiano levantado en la playa hervía de actividad. De lejos se avistaban ya las 14 embarcaciones que, cargadas de tropas moras, amenazaban con invadir el municipio, como así ha ocurrido con seguimiento escrupuloso de la historia.

Todo ha salido casi a la perfección, salvo un pequeño incidente cuando una de las barcas ha volcado y se ha registrado un herido leve.

A bordo de ellas, 200 festeros y festeras dispuestos a lanzarse al agua y tomar la orilla, disputar la batalla con arcabuces y espadas y consumar la conquista. Los componentes de la comparsa Marrocs lucían brazalete negro en señal de duelo por el fallecimiento reciente de Juanfran Belmonte, pionero del desembarco, ex presidente de la Junta Festera y componente del colectivo. Sus compañeros han lanzado al mar rosas blancas en su memoria.