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Terreta Radio
El PP ha abierto definitivamente la puerta de la gobernación a Vox. Lo ha hecho en una comunidad autónoma, sí, pero no se puede ignorar que su entrada en un gobierno de coalición con el PP sienta un precedente inquietante.
El pacto lo ha avalado además Alberto Núñez Feijóo, que nadie duda de que será el próximo presidente de la formación, con un argumento más propio del defenestrado Casado que de un dirigente que se presentaba como la esperanza de recuperar el centrismo y el sentido común. Feijóo ha culpado al PSOE de que Vox haya tenido que entrar en este gobierno regional al no haber facilitado la investidura de Mañueco, como candidato más votado, con su abstención.
Olvida Feijóo que el PP no hizo lo propio con el PSOE en las pasadas elecciones autonómicas. Convendría además recordar en este punto la historia de este despropósito. Fernández Mañueco decidió adelantar las elecciones con la complacencia y el impulso de la anterior dirección nacional del PP para quitarse de encima a Ciudadanos y conquistar una mayoría absoluta o suficiente como para gobernar en solitario.
Solo el tiempo determinará el peaje que el PP pagará por este apoyo de Vox, aparte de la factura ya emitida.
Querían repetir el milagro de Ayuso en Madrid y seguir allanando el camino de su líder a la Moncloa. Salvo quitarse de en medio a su socio, Mañueco no consiguió nada más. Y el resultado del fiasco es que ha cambiado en su gobierno a los consejeros centristas de Ciudadanos para dejar disponibles sus asientos a representantes de un partido antiautonomista, antifeminista, xenófobo, homófobo y antieuropeísta. Esa ha sido su jugada maestra. Solo el tiempo determinará el peaje que el PP pagará por este apoyo de Vox, aparte de la factura ya emitida.
De momento, Fernández Mañueco ya ha tragado y ha aceptado renunciar a la regulación autonómica en materia de violencia machista que su propio partido sacó adelante. Y ya habla de violencia intrafamiliar, como Vox, mientras se refiere ante los periodistas a la violencia de género como “esa violencia de la que usted habla”. Pronto ha empezado. El acuerdo alcanzado por Mañueco y avalado por Feijóo es “una triste sorpresa, una claudicación”, en palabras del poco sospechoso presidente del Partido Popular Europeo, Donald Tusk.
Escrito por Adm-TRD
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