La Policía Nacional ha detenido a dos personas por el presunto hurto de joyas valoradas en más de 50.000 euros a la anciana de 94 años a la que cuidaban

Los arrestados vendieron las joyas sustraídas en casas de compra-venta de joyas percibiendo por ellas más de 26.000 euros en efectivo.

Agentes de la Policía Nacional han detenido en la ciudad de Elche a dos personas, madre e hijo por hurtar, presuntamente, a la anciana a la que cuidaba la madre gran cantidad de joyas valoradas en más de 50.000 euros.

La investigación policial tuvo su inicio tras la denuncia de una mujer que manifestó que a su madre, de 94 años de edad, le faltaban muchas joyas  de su domicilio con un alto valor económico y que sospechaba que la autora del robo podría ser la persona que cuidaba de su madre.  

Ante esta denuncia, los agentes del Grupo II de Investigación de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Elche iniciaron una serie de gestiones con el objetivo de comprobar en un primer momento, tanto el lugar de los hechos, como los establecimientos de compra venta de joyas y metales preciosos, por si pudieran haberse vendido en alguno de ellos.

En cuanto al lugar de los hechos, no existía ningún indicio aparente que pudiera llevar a determinar que se había producido un robo, mas bien, se sospechaba que pudiera haber sido alguien del entorno de la víctima, según el modo en el que se produjeron. De hecho, las joyas habían sido sustraídas cada una de su correspondiente cajita donde se encontraba sin haberse producido ninguna alteración exterior aparente, estando todo en perfecto orden como era habitual.

En cuanto a las pesquisas llevadas a cabo en los establecimientos de compra-venta de joyas, los agentes descubrieron que la persona que había sido contratada para cuidar a la víctima, dada su avanzada edad, había realizado hasta nueve ventas en hasta tres establecimientos distintos de compra venta de joyas a lo largo de tres meses anteriores. Las ventas efectuadas por la cuidadora, reflejaban que había vendido joyas por un valor total de 25.542 euros.

Además de esto, los agentes, hallaron también ventas de joyas realizadas por el hijo de la cuidadora. Concretamente, éste había vendido una joya en otro establecimiento de compra venta de joyas distinto a los anteriores, obteniendo 920 euros por la venta.

Seguidamente, citaron nuevamente a la hija de la víctima, con el fin de que ésta pudiera determinar si tales joyas vendidas se las reconocía como las joyas que le habían sustraído a su madre, reconociéndolas todas ellas como tal, sin embargo, manifestó que aún así faltaban más joyas, concretamente un reloj de una prestigiosa marca valorado en 20.000 euros, además de otras joyas de gran valor también.

Ante estos hechos, los agentes localizaron a la cuidadora y a su hijo, siendo detenidos por la presunta comisión de un delito de hurto. 

En cuanto a las joyas vendidas en los establecimientos, no pudieron ser recuperadas dado que ya habían sido enviadas a fundir por parte de las joyerías.

En cuanto a los dos arrestados, una mujer de 52 años de edad y nacionalidad portuguesa y su hijo de 21 años de edad de nacionalidad española, ella fue puesta a disposición del Juzgado de Instrucción de guardia de la misma localidad, mientras que su hijo fue puesto en libertad tras prestar declaración en dependencias policiales, quedando a la espera de comparecer en sede judicial cuando sea citado para ello.Cabe mencionar que, por las declaraciones obtenidas de víctimas de investigaciones similares, en este tipo de hechos, para las víctimas no es tanto la cuantía del valor de las joyas sustraídas, a pesar de serlo evidentemente, como el valor sentimental que tienen, puesto que en la mayoría de estos sucesos, se trata de joyas antiguas. Muchas de ellas, se remontan a antecesores lejanos y que se van heredando de generación en generación, provocándoles por tanto un perjuicio moral mayor si cabe que el económico en sí. Además, su venta “al peso” resulta más dolorosa si cabe para las víctimas y sus familiares, debido a que su valor, por la antigüedad de la pieza en sí es sustanciosamente mayor que el que obtiene el infractor.