Marzà, el maestro con espíritu ‘botánico’ para abordar el desafío electoral de Compromís

El conseller de Educación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà, ha decidido abandonar su cargo en el Consell y dar un paso para “fortalecer” su formación política, Més Compromís, de cara a las elecciones de 2023.

Este maestro castellonense accedió en 2015, cuando contaba con 32 años de edad, a una de las carteras tradicionalmente más expuestas del gobierno. Juventud y activismo político y lingüístico fueron su carta de presentación y en su andadura por el ejecutivo se ha destacado en un defensor del espíritu del botánico: “sus políticas son las mejores para cohesionar la sociedad y evitar el crecimiento de la derecha más extrema”, en sus palabras.

Marzà deja ahora una herencia con iniciativas de calado, entre ellas Xarxallibres o las aulas gratuitas de 2 años, y algunas sombras que han llegado a sede judicial, como el primer intento de aplicar el plurilingüismo.

La salida del ejecutivo autonómico de Marzà, también diputado en Les Corts Valencianes, se había comentado en ocasiones anteriores, 
–la más reciente cuando el síndic de Compromís, Fran Ferri, volvió a su carrera profesional–, pero se ha producido este 11 de mayo y en un contexto en el que se espera una remodelación del Consell al hilo de la necesidad del PSPV de colocar al frente de su grupo parlamentario a un nuevo portavoz, tras la renuncia de Manolo Mata.

La actual titular de Sanidad, Ana Barceló, está en algunas ‘quinielas’ y el movimiento de Compromís abre ahora la posibilidad de que los cambios en el gobierno valenciano sean aún más amplios de lo que se preveía.

“QUE LOS PROYECTOS SOBREVIVAN A LAS PERSONAS”

Precisamente, en una entrevista con Europa Press, Marzà se refería a la posibilidad de encabezar candidatura de Compromís en los próximos comicios: “Se pregunta mucho sobre esto, pero yo me siento cómodo cuando puedo apoyar en una cuestión colectiva, nunca pensando en algo individual. No tengo ambición de ningún puesto, lo que quiero es seguir contribuyendo y me veo igual volviendo a la escuela, haciendo de conseller o trabajando en otro proyecto social. Lo bueno es que los proyectos sobrevivan a las personas”.

Y es que Marzà se ha reivindicado, siempre y fundamentalmente, como un maestro, como un miembro de la comunidad educativa. De hecho, es uno de los integrantes del Consell más conocidos, sobre todo por su faceta al frente del área de Educación, ya que desde la parte de Cultura se le ha reclamado algo más de presencia por parte de algunos sectores profesionales. Aun así, el Plan Fes Cultura o la consolidación del Código de buenas prácticas culturales se han llevado a cabo en su etapa.

MESTIZAJE

En todo caso, formando un tándem con el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, –se les considera uno de los mayores éxitos del denominado ‘mestizaje’ entre las distintas fuerzas que componen el Botànic– Marzà ha llevado a cabo varias acciones para reformar el sistema educativo.

Una de las primeras iniciativas que emprendió fue Xarxallibres, el programa que instauró los bancos de libros gratuitos. El año pasado, el propio conseller celebraba su consolidación: “Des de hace cinco años, las familias valencianas no han de comprar los libros de textos gracias a XarxaLlibres, un programa que se consolida gracias al trabajo de todas y todos y la apuesta inversora de nuestro gobierno”.

Otra de las metas ha sido reforzar la escolarización en el primer tramo de Educación Infantil. Para ello, se crearon las aulas gratuitas de 2 años en colegios públicos. El arreglo escolar del curso 2022-2023 prevé la apertura de 212 nuevas aulas de este tipo.

Sin embargo, algunas de sus decisiones no han estado exentas de polémica, como la decisión de no renovar a algunos centros educativos los conciertos de bachillerato, que acabó tumbando la justicia.

Además, uno de los reveses más sonados fue el inicial decreto de pluriligüismo, que fue anulado por los tribunales al considerarlo “discriminatorio” para el castellano. Finalmente, se sacó adelante con un sistema que garantiza al menos un 25% de enseñanzas en las dos lenguas cooficiales.

Sobre este tema, el conseller se ha mostrado muy crítico con lo que llama “el discurso de la imposición lingüística” del valenciano. Este argumento “que usa la derecha y la ultraderecha es el claro ejemplo de cómo utilizar la visibilidad que te da estar en política para ir en contra de los intereses de la ciudadanía. Hay quien utiliza la política para seguir viviendo de la política”.

El último gran desafío del conseller ha sido la gestión de la pandemia de coronavirus en las aulas. Tras haberse convertido en uno de los espacios más seguros durante la crisis sanitaria, la progresiva vuelta a la normalidad ha marcado para Marzà el momento de centrarse en labores de partido.