Puigdemont en prisión

Un presunto delincuente no puede estar fuera de la cárcel. Y Puigdemont ya ha pasado demasiado tiempo.

Ayer fue detenido en Cerdeña el mayor golpista de la Historia de España desde Luis Companys, el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont. Lo hizo gracias a la orden de búsqueda y captura internacional emitida por el Tribunal Supremo español, y gracias a que el gobierno italiano ha hecho cumplir con ese mandato.

España es por tanto hoy un país mejor, con un golpista menos fugado de nuestra Justicia, con un político que tanto daño ha hecho a la unidad de la Nación, y que tantos quebraderos de cabeza ha provocado queriendo proclamar su republiqueta de 7 segundos. 

El peso de la Justicia

Ahora, será el sistema judicial el que decide qué ocurre con él, porque la independencia del tercer poder debe ser sacrosanta y efectiva. Así debe ser, pero esperamos que sobre que fue uno de los cerebros del golpe del 1 de octubre de 2017 caiga todo el peso de la ley, pero de verdad. 

No queremos verle en la calle como a sus excompañeros de gobierno a los 4 años de haber cometido un delito de prevaricación, de sedición, de rebelión, y de fuga de la Justicia (presuntamente siempre hay que decir). Pero no queremos, insistimos, que dentro de menos de un lustro, esté de nuevo manejando los hilos de su partido como hoy lo hace Oriol Junqueras con Esquerra, dirigiendo las negociaciones de la mesa de negociación con un gobierno como es el español, que no solo ha dado unos insultantes indultos a unos golpistas, sino que se sienta con ellos a negociar el futuro de España y otro posible y más que probable referéndum.

Indulto

Decimos que ojalá no tengamos que ver esas imágenes en 2025, pero nos tememos que viendo los precedentes, si Pedro Sánchez o alguien de su partido siguen en el gobierno de España, la mesa de negociación, la taula de negociació, tendrá como inspirador ideológico al tipo al que ayer la policía italiana, los carabinieri, le pillaron viendo una exhibición de sardanas. Fíjense la paradoja, en su mente retorcida, probablemente Puigdemont se habrá creído su propia mentira de que Cerdeña es parte ya de sus Países Catalanes imaginarios, como la Comunidad Valenciana, Baleares, la Franja de Poniente aragonesa o la Catalunya nord francesa.

Su delirio separatista es el que le ha hecho estar ya a disposición judicial. Y por muchos años, oiga. Hoy es un día feliz para España, hay un -presunto- delincuente, un golpista menos en la calle. Respiramos un poco más tranquilos.